Feliz 2013!

La Zona Luz de Villahermosa en el primer día del año. @2013 Francisco Cubas

La Zona Luz de Villahermosa en el primer día del año. @2013 Francisco Cubas

Aprovecho esta fecha para agradecer a todos los seguidores, lectores y visitantes de este blog en el 2012. Trataré de escribir con mayor regularidad en el 2013, para seguir compartiendo reflexiones y opiniones sobre las imágenes que nos fascinan. Un gran abrazo a todos.

Francisco Cubas

El blog de Steve McCurry

Kashmir. ©Steve McCurry

 

Tal vez Steve McCurry no necesite presentación. Es el fotógrafo que hizo la Niña afgana, la imagen más reconocible de National Geographic y uno de los retratos más famosos del mundo. Es el fotógrafo al que Kodak le dio el último rollo de Kodachrome para que lo expusiera. Lo que yo no sabía es que tiene un blog, algo inusual para un fotógrafo tan célebre, a quien le sobran oportunidades para publicar su trabajo.

Nacido en Filadelfia, estudió cine antes de trabajar como fotógrafo para diarios locales. A finales de los años 70 su carrera cambió para siempre al embarcarse en un viaje como freelance a la India. Viajando con tan sólo una bolsa de ropa y otra de película recorrió el subcontinente y cruzó la frontera hacia Pakistán, donde un grupo de refugiados afganos lo introdujo de contrabando al país, justo cuando las tropas invasoras soviéticas expulsaban a todos los periodistas extranjeros. Cuando semanas después salió del país, sus imágenes le dieron la vuelta al mundo y lo establecieron entre la élite de los fotoperiodistas de la prensa internacional. Ha trabajado durante décadas para National Geographic y es miembro de Magnum.

Puedes leer más sobre él en su página oficial. Hoy en día pienso que mucho del éxito de McCurry se debe al exotismo de sus imágenes, a la curiosidad occidental por el oriente, pero aún así, su manejo del color es estupendo. Su blog me permite comprobar una vez más la importancia de editar sin contemplaciones nuestras imágenes. Inevitablemente, muchas de las que publica ahí no están a la altura de las consagradas en sus libros. Sin embargo, el agruparlas de manera temática (caminar, orar, conversar) y complementarlas con citas literarias le da cierto encanto a las series, que son una bonita ventana hacia otras latitudes.

Completo este post con un vídeo que le hizo Leica en el 2011, y que resume visualmente su carrera:

Francisco Cubas

Gueorgui Pinkhassov

© Gueorgui Pinkhassov, Magnum Photos.

© Gueorgui Pinkhassov, Magnum Photos.

Encontré este set de fotografías de Gueorgui Pinkhassov aquí (su perfil en Magnum está aquí) husmeando en The Online Photographer (un blog que recomiendo ampliamente), junto con este comentario de la lectora Elisabeth Spector:

El contenido de las imágenes de Pinkhassov es tan absorbente como pocas que haya visto, pero su uso del color es lo que me hace contener el aliento cada vez que veo sus fotos. Su uso del color, la forma en que éste guía la energía de sus composiciones y puntúa los detalles me recuerda de alguna manera a la música -notas a través de una página que unen todo el trabajo en una gran pieza de arte. Su uso de los azules y los verdes es un poco más sutil, pero no menos delicioso. Se me erizó la piel cuando comencé a ver todos esos colores brotar de sus imágenes. Su uso del encuadre, la luz, las capas, etc, harían de éstas grandes fotos en blanco y negro, pero es su uso del color lo que las pone en otro nivel. Generalmente no me gusta la fotografía de calle en color, y acabó de darme cuenta por qué: la mayoría de esas imágenes no parecen usar el color para crear una mejor o más interesante imagen. Con Phinkassov el color es un componente esencial, usado deliberadamente para crear un efecto orquestal, más allá del efecto de un solo o un cuarteto, para seguir usando la analogía musical.

Y para contrarrestar tan gran elogio pongamos también el comentario de Andrew Kochanowski:

Desde mi  punto de vista las fotos de Pinkhassov son fantásticas, dignas de envidia y probablemente de lo mejor que hay en el género. Sin embargo, usa los mismos tropos y convenciones que tienen rato circulando: cuidadoso emplazamiento de los cuerpos, cambio de perspectiva entre el frente y atrás, juegos entre los fondos y los primeros planos, sombras profundas con una sola fuente de luz, y así. Pinkhassov simplemente lo hace mejor que la mayoría. 

Creo que es suficiente como introducción. Después de ver el set de sus fotografías tal vez sería bueno echarle un ojo al trabajo de Alex Webb y Constantin Manos con quienes tiene mucho en común. Hay en ellos una especie de gestalt que uno identifica con Magnum y uno de sus fundadores, Henri Cartier-Bresson.

Revisando la nota biográfica de Pinkassov en el sitio de Magnum me encontré con una grata sorpresa. Estudió cine en Moscú antes de convertirse en fotógrafo, y su trabajo fue tomado en cuenta por uno de mis favoritos, el gran director Andrei Tarkovsky, quien lo invitó a hacer un reportaje de la filmación de Stalker (1979).

Es una tarde de lluvia aquí en Villahermosa. Los links de este post son una buena opción para sentarse un buen rato frente al ordenador con un buen café y disfrutar de algunos de los mejores exponentes del género llamado fotografía de calle.

Francisco Cubas

 

Ninguna de ellas es la verdad

 

A portrait is not a likeness. The moment an emotion or fact is transformed into a photograph it is no longer a fact but an opinion. There is no such thing as inaccuracy in a photograph. All photographs are accurate. None of them is the truth. 

Richard Avedon

(Un retrato no es una semejanza. En el momento en que una emoción o un hecho es transformado en una fotografía deja de ser un hecho para pasar a ser una opinión. En una fotografía no existe la imprecisión. Todas las fotografías son precisas. Ninguna de ellas es la verdad)

 

 

De amistad e incertidumbre

René Char y Martin Heidegger a finales de los años 60s, fotografiados por Roger Munier, escritor y traductor francés amigo del filósofo alemán.

La imagen de arriba es descrita por Milan Kundera en un ensayo de su libro Un encuentro (2009):

Miro la foto de René Char al lado de Heidegger. El primero, célebre resistente contra la ocupación alemana. El segundo, denigrado por las simpatías que, en determinado momento de su vida, sintió por el nazismo naciente. La foto está fechada en los años de posguerra. Se les ve de espaldas; una gorra en la cabeza, una grande, la otra pequeña, paseando en plena naturaleza. Me encanta esta foto. 

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Los rituales del prólogo

Maravillas que son, sombras que fueron. La fotografía en México. Carlos Monsiváis, Editorial Era. Edición rústica con solapa, 272 páginas más 64 de fotografías en blanco y negro.

La reciente Feria del Libro de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco puso en mi camino Maravillas que son, sombras que fueron, una recopilación póstuma de los textos de Carlos Monsiváis sobre fotografía que apenas va a ser presentado oficialmente en la Feria del Libro de Guadalajara que comenzó hoy. No pude resistirme a comprarlo y conocer sus opiniones sobre varios de los autores que admiro, a pesar de que nunca he disfrutado leer al gran cronista mexicano.

No ha sido por falta de buena voluntad; como a tantos alumnos de Comunicación, su figura me deslumbraba en aquella década de los 90s, cuando todo estudiante progresista que se respetase tenía que acudir a las aulas con La Jornada y Proceso como símbolos bajo el brazo. Me obstinaba en descifrar sus burlas a políticos y periodistas en su farragosa columna Por mi madre bohemios, seguí su polémica con Octavio Paz (a quien yo admiraba aún más) en las páginas de Vuelta e intenté leerlo en cualquiera de las múltiples publicaciones donde escribía, las cuales parecían no tener límite (recuerdo a una revista rockera que se anunciaba con este sarcástico slogan: La única revista donde no publica Monsiváis).

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Yolanda Andrade, escenógrafa del caos

Yolanda Andrade en su exposición «Obesiones y analogías», julio de 2011 en la galería Patricia Conde. ©Francisco Cubas

El largo camino que Yolanda Andrade ha tenido que recorrer para ser reconocida en su tierra natal corre parejo con la incipiente apreciación de la fotografía de autor en Tabasco. Su primera exposición en Villahermosa, que ella misma tuvo que gestionar, se llevó a cabo en el otoño del 2003 durante el primer Festival Cultural Ceiba. A raíz de esta muestra el fotógrafo y empresario Hermilo Granados solicitó a la entonces Secretaría de Cultura, Recreación y Deportes que ella impartiera un curso de fotografía al siguiente año en la Casa de Artes José Gorostiza.

Recuerdo claramente el caos imperante entre los asistentes, un grupo variopinto conformado por estudiantes, fotógrafos de estudio y fotoperiodistas. Cada uno había ido allí en busca de algo para mejorar su fotografía, el problema es que muy pocos entendían (muy pocos entienden aún hoy) que la fotografía es un universo con muchos mundos que no necesariamente son compatibles entre sí. La mayoría de los asistentes no conocía la obra de la maestra, que ya era reconocida ampliamente en el medio cultural nacional y había ganado una beca Guggenheim en 1994.

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El galeón español

Maquinaria de CFE abandonada desde hace tres décadas en el municipio de Huitiupán, Chiapas. ©2012 Francisco Cubas

Sé que citar a Gabriel García Márquez ante cualquier hecho curioso que parece revelar alguna oscura esencia de nuestra identidad latinoamericana es el más común de los lugares comunes, pero discúlpame lector, fue lo primero que recordé cuando encontramos esta enorme máquina perdida en medio de la vegetación, en el municipio de Huitiupán, Chiapas.

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Una ofrenda al viento

@2012 Francisco Cubas

Bono comparó en una canción el despedirse de un ser querido con la visión de un papalote llevado por el brisa en la playa. Es una imagen muy eficaz: ¿quién puede decir dónde te llevará el viento? Recordé esto ayer al visitar Tapijulapa y su cementerio, ubicado al lado de la iglesia del lugar, en un cerro en medio del pueblo. Me sorprendió ver a muchas familias con sus papalotes que elevaban niños y mayores por igual entre las tumbas. Un abuelo me explicó que en Tapijulapa sólo estos días son propicios para volarlos: «pasando unos días ya no hay buen viento, por eso todo mundo los vuela hoy aquí, en el punto más alto del pueblo, aunque ahora ya se ven muy pocos, antes por todo el pueblo se veían papalotes». De modo que por esta coincidencia el día de los Santos Difuntos trae consigo esta curiosa yuxtaposición de sepulcros y papeles multicolores que se elevan por los aires.

Nunca me han gustado las tumbas. Después del entierro de mi padre hace 22 años, no he visitado una sola vez su lápida en mi pueblo. Pero que maravilla si cada 2 de noviembre voláramos un papalote para esa persona amada, para dejarlo ir alto hacia las nubes y perderse allí de nuestra vista, como una ofrenda de color al viento, para recordarla no en lugar oscuro y húmedo, sino en el luminoso azul del cielo, ahí donde nos dijeron de niños que se iban las personas que morían.

Está de más decir, aunque lo digo, que esta fotografía es para él.

Francisco Cubas