La Gran Inundación (III)

Evacuación de Indeco, 1/11/2007. ©Francisco Cubas

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Aquel 1 de noviembre del 2007 era día de descanso obligatorio, así que el diario no circularía al día siguiente. Dadas las circunstancias se dudaba incluso que los periódicos siguieran circulando después, el desastre natural estaba tomando proporciones que la mayoría de nosotros nunca había vivido en Villahermosa. Aquel jueves salí temprano y me reuní en el edificio de Presente con mi compañero fotógrafo Sadyd Mora y tomamos el único vehículo de la redacción (un tsuru blanco) para salir. Sabíamos que lo que tomáramos no se publicaría al día siguiente, pero lo importante era tener el testimonio de lo que estaba ocurriendo, aunque se imprimiera después.

Tomamos rumbo a la colonia Indeco, y a las pocas cuadras tuvimos que dejar el vehículo y caminar. La avenida estaba atascada, con el tráfico prácticamente detenido. Comenzamos a caminar, pero Sadyd había olvidado algo en el auto y tuvo que regresar. Yo seguí adelante y ya no volví a verlo hasta el viernes. Por toda la avenida se veía gente caminando, me encontré con los amigos fotógrafos América Rocío y Jaime Ávalos, pero no nos detuvimos mucho, cada quien iba a lo suyo y estaba concentrado en lo que hacía.

Por fin la lluvia había dado una tregua, y el cielo era de un azul hermoso, salpicado de nubes blancas, con esa luz más suave que distingue al invierno en el trópico. Era que extraño que un cielo tan bello fuera el telón de fondo de una inundación tan catastrófica. Miles de personas llenaban la avenida cargadas con lo que habían podido sacar de sus casas, ropa, mascotas, muebles pequeños. El rio corría sobre el asfalto con fuerza, y en algunos puntos era necesario agarrase de cuerdas para no tropezar y ser arrastrado por el agua. Parecía una escena de película.

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La Gran Inundación (II)

Vecinos de la colonia Gaviotas, auxiliados por algunos soldados, luchan por reparar el bordo del malecón, horas antes de que finalmente colapsara, 31/10/2007. @Francisco Cubas

Aquel miércoles 31 de octubre de 2007 la mayoría de los habitantes de Villahermosa ya sabía que ésta se iba a inundar. El 70% del estado ya estaba bajo el agua. Los helicópteros que sobrevolaban los ríos a todas horas, los bordos eran superados constantemente y reparados en seguida por los cientos de voluntarios que mantenían guardia constante en el malecón Carlos A. Madrazo, en ambos lados, hacia el centro histórico de la ciudad y hacia Gaviotas, la tradicional colonia popular. La lluvia proseguía, incansable, como desde hacía varios días. Ya sólo era cuestión de tiempo.

El agua ya había empezado a entrar en las colonias Casa Blanca, Plutarco Elías Calles, Guayabal, Miguel Hidalgo, La Manga I y III, Sabinas, El Cedro, Los Sauces, Bosques de Saloya, La Selva, entre muchas otras.

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La Gran Inundación, en una pequeña versión personal

Vecinos evacuan el fraccionamiento La Lima, en las afueras de Villahermosa, 30/10/2007. @Francisco Cubas

Ahora que contemplo las bolsas de arena apiladas frente a la sede de la Bolsa de Valores en Nueva York, con toda la ironía que esa imagen sugiere, me parece un buen día para recordar un poco la gran inundación de Tabasco, que en estos días cumple cinco años de acaecida. Tenía entonces un año de estar trabajando como fotógrafo en el diario Presente de la capital Villahermosa, acababa de pasar dos semanas cubriendo el 5 Festival Cultural Ceiba (que cinco años después acaba de tener continuidad en estos días) cuando asomé la cabeza de las noticias culturales para darme cuenta de que estábamos en medio de una temporada inusual de lluvias. En aquella época las lluvias no solían asustar a nadie en Tabasco, un estado pantanoso, a nivel del mar, que tradicionalmente ha padecido crecientes y encharcamientos (uno de sus municipios, Teapa, tiene el lugar más lluvioso del país), pero esa ocasión parecía distinta. No lo sabíamos aquel martes 30 de octubre del 2007, pero venían días en que parecería que las legendarias lluvias de Macondo se habían instalado aquí; estábamos recibiendo uno de los primeros golpes que el cambio climático ha repartido con regularidad a lo largo y ancho del planeta en esta primera década del siglo XXI.

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