Los rituales del prólogo

Maravillas que son, sombras que fueron. La fotografía en México. Carlos Monsiváis, Editorial Era. Edición rústica con solapa, 272 páginas más 64 de fotografías en blanco y negro.

La reciente Feria del Libro de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco puso en mi camino Maravillas que son, sombras que fueron, una recopilación póstuma de los textos de Carlos Monsiváis sobre fotografía que apenas va a ser presentado oficialmente en la Feria del Libro de Guadalajara que comenzó hoy. No pude resistirme a comprarlo y conocer sus opiniones sobre varios de los autores que admiro, a pesar de que nunca he disfrutado leer al gran cronista mexicano.

No ha sido por falta de buena voluntad; como a tantos alumnos de Comunicación, su figura me deslumbraba en aquella década de los 90s, cuando todo estudiante progresista que se respetase tenía que acudir a las aulas con La Jornada y Proceso como símbolos bajo el brazo. Me obstinaba en descifrar sus burlas a políticos y periodistas en su farragosa columna Por mi madre bohemios, seguí su polémica con Octavio Paz (a quien yo admiraba aún más) en las páginas de Vuelta e intenté leerlo en cualquiera de las múltiples publicaciones donde escribía, las cuales parecían no tener límite (recuerdo a una revista rockera que se anunciaba con este sarcástico slogan: La única revista donde no publica Monsiváis).

Sigue leyendo

Todos los Pedros que son Pedro Meyer

Pedro Meyer en Coyoacán, durante su taller «Ideas para el fin del mundo». ©2011 Francisco Cubas

La foto más vieja que sobrevive de las visitas de Pedro Meyer a Tabasco es una maltratada diapositiva en color de unos turistas observando una de las piezas del Parque Museo Carlos Pellicer, en Villahermosa en 1970. En esa época Pedro (él pide siempre a sus alumnos que lo llamen simplemente por su nombre) todavía no se dedicaba de lleno a la fotografía, pero aún así es raro que un autor tan prolífico sólo haya registrado una imagen en su primer visita a esta exuberante capital (tal vez algún extravío posterior del material sea la explicación). En ese mismo año visita Mérida, donde le hace una breve sesión de retratos a Carlos Pellicer. Tomadas en blanco y negro y en diapositiva de color, esas imágenes permanecen inéditas hasta el día de hoy.

Tardó una década en regresar. En 1980, comisionado por Pemex para hacer un ensayo fotográfico, se dio tiempo para visitar a fondo el frigorífico de Villahermosa, de donde salió una de las tres fotografías tomadas en Tabasco que aparecen en su libro retrospectivo Herejías; se trata de la imagen titulada El rastro (el pie de foto en la publicación informa equivocadamente que fue realizada en 1985). Al siguiente año vuelve para trabajar en las instalaciones petroleras de Dos Bocas, y en 1982 toma una solitaria foto, en blanco y negro, de una conferencia impartida por Enrique González Pedrero (que al año siguiente comenzaría su mandato como gobernador de Tabasco) en el Distrito Federal.

En 1986 es contratado por el Instituto de Cultura de Tabasco para realizar un registro fotográfico del patrimonio cultural prehispánico del estado. Realiza esta tarea acompañado de su entonces pareja, la también excelente fotógrafa Graciela Iturbide. Podemos ver en sus negativos de ese año, además de muchísimas piezas prehispánicas, fotos del famoso y desaparecido Café Casino en la Zona Luz; la calle Mayito; algunas tiendas del centro; casas frente a la iglesia La Conchita y por supuesto, retratos de Graciela. En 1987 regresa una vez más para continuar el trabajo sobre Pemex en Centla y Sánchez Magallanes, lugares donde ya desde entonces se derramaba petróleo (de este viaje surgen las dos fotos restantes de Tabasco que aparecen en el libro: Buscando petróleo y El limpia pantanos).

Desde entonces, si sus fotografías sirven como indicador (y alguien que se ha fotografiado a sí mismo en el quirófano, a punto de ser operado, no iría a ningún lugar sin tomar fotos), Pedro Meyer no había vuelto a Tabasco, y ahora lo hará el próximo jueves 25, cuando ofrezca una conferencia a las 12:00 horas, en el auditorio del Museo de Antropología Carlos Pellicer, como parte del 6 Festival Cultural Ceiba.

Sigue leyendo