El blog de Steve McCurry

Kashmir. ©Steve McCurry

 

Tal vez Steve McCurry no necesite presentación. Es el fotógrafo que hizo la Niña afgana, la imagen más reconocible de National Geographic y uno de los retratos más famosos del mundo. Es el fotógrafo al que Kodak le dio el último rollo de Kodachrome para que lo expusiera. Lo que yo no sabía es que tiene un blog, algo inusual para un fotógrafo tan célebre, a quien le sobran oportunidades para publicar su trabajo.

Nacido en Filadelfia, estudió cine antes de trabajar como fotógrafo para diarios locales. A finales de los años 70 su carrera cambió para siempre al embarcarse en un viaje como freelance a la India. Viajando con tan sólo una bolsa de ropa y otra de película recorrió el subcontinente y cruzó la frontera hacia Pakistán, donde un grupo de refugiados afganos lo introdujo de contrabando al país, justo cuando las tropas invasoras soviéticas expulsaban a todos los periodistas extranjeros. Cuando semanas después salió del país, sus imágenes le dieron la vuelta al mundo y lo establecieron entre la élite de los fotoperiodistas de la prensa internacional. Ha trabajado durante décadas para National Geographic y es miembro de Magnum.

Puedes leer más sobre él en su página oficial. Hoy en día pienso que mucho del éxito de McCurry se debe al exotismo de sus imágenes, a la curiosidad occidental por el oriente, pero aún así, su manejo del color es estupendo. Su blog me permite comprobar una vez más la importancia de editar sin contemplaciones nuestras imágenes. Inevitablemente, muchas de las que publica ahí no están a la altura de las consagradas en sus libros. Sin embargo, el agruparlas de manera temática (caminar, orar, conversar) y complementarlas con citas literarias le da cierto encanto a las series, que son una bonita ventana hacia otras latitudes.

Completo este post con un vídeo que le hizo Leica en el 2011, y que resume visualmente su carrera:

Francisco Cubas

Gueorgui Pinkhassov

© Gueorgui Pinkhassov, Magnum Photos.

© Gueorgui Pinkhassov, Magnum Photos.

Encontré este set de fotografías de Gueorgui Pinkhassov aquí (su perfil en Magnum está aquí) husmeando en The Online Photographer (un blog que recomiendo ampliamente), junto con este comentario de la lectora Elisabeth Spector:

El contenido de las imágenes de Pinkhassov es tan absorbente como pocas que haya visto, pero su uso del color es lo que me hace contener el aliento cada vez que veo sus fotos. Su uso del color, la forma en que éste guía la energía de sus composiciones y puntúa los detalles me recuerda de alguna manera a la música -notas a través de una página que unen todo el trabajo en una gran pieza de arte. Su uso de los azules y los verdes es un poco más sutil, pero no menos delicioso. Se me erizó la piel cuando comencé a ver todos esos colores brotar de sus imágenes. Su uso del encuadre, la luz, las capas, etc, harían de éstas grandes fotos en blanco y negro, pero es su uso del color lo que las pone en otro nivel. Generalmente no me gusta la fotografía de calle en color, y acabó de darme cuenta por qué: la mayoría de esas imágenes no parecen usar el color para crear una mejor o más interesante imagen. Con Phinkassov el color es un componente esencial, usado deliberadamente para crear un efecto orquestal, más allá del efecto de un solo o un cuarteto, para seguir usando la analogía musical.

Y para contrarrestar tan gran elogio pongamos también el comentario de Andrew Kochanowski:

Desde mi  punto de vista las fotos de Pinkhassov son fantásticas, dignas de envidia y probablemente de lo mejor que hay en el género. Sin embargo, usa los mismos tropos y convenciones que tienen rato circulando: cuidadoso emplazamiento de los cuerpos, cambio de perspectiva entre el frente y atrás, juegos entre los fondos y los primeros planos, sombras profundas con una sola fuente de luz, y así. Pinkhassov simplemente lo hace mejor que la mayoría. 

Creo que es suficiente como introducción. Después de ver el set de sus fotografías tal vez sería bueno echarle un ojo al trabajo de Alex Webb y Constantin Manos con quienes tiene mucho en común. Hay en ellos una especie de gestalt que uno identifica con Magnum y uno de sus fundadores, Henri Cartier-Bresson.

Revisando la nota biográfica de Pinkassov en el sitio de Magnum me encontré con una grata sorpresa. Estudió cine en Moscú antes de convertirse en fotógrafo, y su trabajo fue tomado en cuenta por uno de mis favoritos, el gran director Andrei Tarkovsky, quien lo invitó a hacer un reportaje de la filmación de Stalker (1979).

Es una tarde de lluvia aquí en Villahermosa. Los links de este post son una buena opción para sentarse un buen rato frente al ordenador con un buen café y disfrutar de algunos de los mejores exponentes del género llamado fotografía de calle.

Francisco Cubas