La imagen más simple puede contener mundos. Miro hoy esta fotografía y vuelvo a la tarde de otro domingo, el 11 de noviembre de 2007. El río se ha retirado por fin de la casa donde vivía entonces, tras haberla inundado hasta una altura de dos metros. Alrededor de esos libros todo es desolación: muebles, ropa, libreros, aparatos, películas, discos, cartas, tarjetas, negativos, ampliaciones; todo ha flotado durante más de una semana en agua estancada, mezcla de lluvia y cañería. Es la casa que fue el hogar donde creció y murió mi matrimonio de cuatro años, donde cada pequeño objeto guarda el recuerdo de un instante tristemente feliz o felizmente triste, pero cada pequeño objeto yace ahora embarrado en un lodo negro y fétido que lo llena todo.
Reflexión
Tu mejor foto es la que nunca fue
Heard melodies are sweet, but those unheard
are sweeter…
John Keats
«Dulces son las melodías escuchadas, pero más lo son las no escuchadas», el célebre verso de Keats tiene muchas posibles lecturas, una de las cuales es la afirmación de que la imaginación es siempre mayor que la realidad. También podríamos interpretar que nuestro deseo será siempre superior a lo que poseemos, que nuestros innumerables sueños se estrellarán siempre contra las limitaciones de la vida real. Llevando la frase al contexto de la creación yo la emparejaría con esta frase de George Steiner: «En el corazón de la forma se encuentra una tristeza, una huella de la pérdida». Es decir, la obra, el poema, la canción, habría podido ser de muchas maneras, acaso mejores, acaso más adecuadas a su ser. Lo dice también Rousseau: «Tal es la nada de las cosas humanas que, excepto el Ser que existe por sí mismo, no hay nada más bello que lo que no existe». Augusto Monterroso ilustra magistralmente este punto en su cuento Sinfonía concluida, que especula lo que ocurriría si fueran hallados los dos movimientos faltantes de la famosa obra de Schubert. Las delicias concretas, ancladas en el devenir, en el tiempo y el espacio, están en desventaja frente a las imaginadas, que no tienen límite.
La plural soledad del retrato múltiple
El mes pasado publiqué un post con la fotografía del padre de Paul Auster que aparece en la portada de su libro La invención de la soledad, acompañada por las palabras que el escritor usa para describirla. Yo nunca había visto un truco fotográfico semejante, a pesar de que he frecuentado los principales libros sobre historia de la fotografía.
Cuando tecleé «retrato múltiple» en Google una de las primeras imágenes que apareció fue un retrato nada menos que de Marcel Duchamp, incluido en una retrospectiva sobre el más famoso apropiador del arte. Es exactamente el mismo truco usado en la foto de Sam Auster. Así que investigué un poco más al respecto y me encontré con la oscura historia del ascenso y caída del multigraph, un truco fotográfico por medio de espejos que fue muy usado por los estudios de retratos entre 1900 y 1920 para luego desvanecerse de la memoria colectiva. Un siglo después, el interés de los coleccionistas y el uso del Internet han rescatado del olvido esta moda. Gracias a ello podemos ver multigraphs de celebridades como Caruso y Gómez de la Serna.
Ninguna de ellas es la verdad
A portrait is not a likeness. The moment an emotion or fact is transformed into a photograph it is no longer a fact but an opinion. There is no such thing as inaccuracy in a photograph. All photographs are accurate. None of them is the truth.
(Un retrato no es una semejanza. En el momento en que una emoción o un hecho es transformado en una fotografía deja de ser un hecho para pasar a ser una opinión. En una fotografía no existe la imprecisión. Todas las fotografías son precisas. Ninguna de ellas es la verdad)
De amistad e incertidumbre

René Char y Martin Heidegger a finales de los años 60s, fotografiados por Roger Munier, escritor y traductor francés amigo del filósofo alemán.
La imagen de arriba es descrita por Milan Kundera en un ensayo de su libro Un encuentro (2009):
Miro la foto de René Char al lado de Heidegger. El primero, célebre resistente contra la ocupación alemana. El segundo, denigrado por las simpatías que, en determinado momento de su vida, sintió por el nazismo naciente. La foto está fechada en los años de posguerra. Se les ve de espaldas; una gorra en la cabeza, una grande, la otra pequeña, paseando en plena naturaleza. Me encanta esta foto.