
César Holm, durante el curso sobre docencia fotográfica que impartió en el Centro de la Imagen de Tabasco la primera semana de septiembre del 2015. © Francisco Cubas
Los cursos, talleres o “workshops” (estos últimos dirigidos a quienes aún se dejan apantallar con el inglés) parecieran haber crecido exponencialmente con la fotografía digital. Seguramente en ningún otro momento de la historia hemos tenido acceso a una oferta tan variada para aprender fotografía. El problema es que esta oferta suele ser tremendamente desigual y está motivada principalmente por impulsos económicos y no educativos.
César Holm, especialista en la docencia fotográfica con varios años de experiencia, coordinador del Aula del Centro – Especialización Fotográfica en Querétaro, visitó Villahermosa (desde donde se escribe este blog) hace unas semanas para impartir un curso al respecto.
Durante el curso, Holm adoptó el papel del maestro insoportable como estrategia para escandalizar y provocar al alumno, además de alejar a quienes sólo llegan con un interés superficial. Su mezcla de insolencia y revelaciones personales, anclada en un sólido conocimiento de su área, le transforman en un incordio entrañable, un mal necesario y un docente memorable que insistió en dejar una huella práctica de su enseñanza, forzando al grupo de fotógrafos asistentes a comprometerse a dar el primer paso para un futuro consejo de la fotografía en Tabasco.
A mitad de ese curso, durante una mañana de un septiembre extremadamente cálido en Villahermosa, aceptó contestar unas preguntas para este blog: